Texto; Andrés Marín Cejudo.
El arte como búsqueda permanente y cambio constante. Y, a su vez, el hombre en su continua mutación y proceso transformador hacia lo desconocido. La propuesta que la suiza Annette Haeberling (Lausanne, 1979) trae a la galería Fernando Serrano, en el municipio onubense de Trigueros, quiere ir más allá de la mera conjunción de tonos, formas y colores. Es, sobre todo, una reflexión sobre la propia pintura y sobre el camino que todo artista debe recorrer para llegar al resultado siempre inacabado del cuadro que se cuelga en la pared blanca y misteriosa. El galerista Fernando Serrano, uno de los más prestigiosos y consolidados del panorama del arte contemporáneo andaluz tras sus 20 años de experiencia, abre su isla de creación al indudable poder de seducción pictórica de esta joven artista establecida en Ámsterdam y que ya ha mostrado la solidez de su discurso en diversas ciudades europeas también con la vídeo-creación como bandera. Ahora recala en Huelva con la muestra 'Metamorfosis', para luego mostrar sus nuevas creaciones en la galería ArtVise de la capital holandesa y en el palacio Gamboni de la localidad suiza de Ticino. Annette Haeberling ha encontrado su fuente de inspiración en los textos de Ovidio, que se presentan como la metáfora perfecta para definir el proceso creativo, lleno de búsquedas, cambios y procesos que acaban convirtiendo la realidad pictórica en elementos sorpresivos e inesperados.
Un viaje inacabado
Sus cuadros se presentan como aventuras cromáticas y formales para que el visitante pueda recrear libremente el proceso que ha terminado por propiciar un resultado final que es forzosamente inacabado. "Cada imagen tiene una vida propia que dialoga directamente con su audiencia sobre algún aspecto misterioso y enigmático del mundo que compartimos", explica la artista. Agrupados en conjuntos cromáticos, que pueden visitarse hasta el 7 de mayo, los cuadros tratan de evocar el arte "como ese proceso por el cual una idea o entidad cambia de forma, se transforma y evoluciona sin jamás revelar cuándo llega el fin del camino", en palabras de Haeberling. Esta reflexión sobre la propia arquitectura del proceso creativo tiene su correlato en la naturaleza humana, ya que la exposición pretende también mirar "hacia la metamorfosis que sucede irremediablemente dentro de cada uno de nosotros". Según Haeberling, esta mutación 2debe hacerse en armonía, como en un cuadro". Sin embargo, la pintora suiza se muestra pesimista. "Somos trágicamente destructivos y nos falta todavía mucha imaginación para lograr la unidad". Haeberling ha buscado esa unidad transformadora a través de la pintura para mostrar una realidad artística que está aún lejos de ser realidad humana.
Salud, República y VVVVVVVV.
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