" Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados "
El Talmud.
Pues la verdad es que no deja de tener razón, es una absoluta aberración de todos los principios elementales de la justicia las cometidas a lo largo de diversas sentencias que constantemente tenemos ocasión de leer en los diversos medios de comunicación de nuestro país, casos de corrupción política, sentencias inexplicables o, que por previo fallo no se ni me importa de quien, dejan por cumplir condenas a presuntos criminales, asesinos, pederastas, etc,,,.
Días atras tuve una pequeña interlocuación a través de la red con un personaje social de nuestra localidad y bastante conocido, el cual, me recordo la división de los poderes públicos establecidos en nuestra ibérica; Por un lado el poder legislativo ( parlamento ), por otro el poder ejecutivo ( gobierno ), y por último el poder judicial, bueno, pues para mí a estas alturas tanto el legislativo como el ejecutivo dejan bastante que desear, nada más que hay que ver y ojear a diario la pantomima a la que nos tienen sometidos la familia política ibérica, eso sí, algunos en mayor medida que otros y con esto no quiero decir que esta gente no y esta gente sí, nada más lejo de mi intención pero, vuelvo a repetir por si todavía existe alguna duda al respecto, mí plumero está muy, pero que muy bien definido ( lo digo, porque hoy al ir a votar todavía he visto a algunos con el logo del Psoe colgando de su cuello ) y como en la gran mayoría de todas las instituciones públicas quien gobierna ( pese a quien le pese, yo incluido ) es quien todos/as sabemos pues en un gran porcentaje de participación están los dos grandes de España, y, no me quiero enrrollar más pues no voy a descubrir las américas, aquí esta todo descubierto ya, y el que no se lo crea, por poner un ejemplo sencillo y que ha podido verificar todo/a aquel/lla que haya ido a votar ( no hay que ir a Alemania, ni a Namibia, ni a nada de eso, aquí en Trigueros ) algunos/as todavía tienen la tremenda y temeraria falta de respeto consigo mismo y, lo que para mí es peor, hacia sus conciudadanos ( más en concreto hacia sus votantes de toda la vida ), y aparecen acompañantes y con una lucidez inusual, de personajes que se han reido de ellos, que los han humillado ( políticamente hablando ), y se la han colado hasta el ombligo, y no voy a seguir más que se me va la lengua.......
Ahora le toca el turno al poder judicial, ese que tanto pone el grito en el cielo cuando alguien, vuelvo a lo mismo por poner un ejemplo claro y conciso, tiene la imprudencia de llamar tal o cual a nuestra Corona, no te muevas, ni parpadees, en dos días tienes cita con el juez, al mes ( como mucho ) juicio, y por descontado, al día siguiente multa que te crio, mientras, nosotros, el pueblo llano, tiene que aguantar casos como el de este pobre hombre ( Rafael Ricardi ) que nos hacen ver que tenemos una justicia de pandereta y señor mío, vamos que después de demostrarse policialmente la inocencia de este señor, después de haberse chupado 13 años de su vida en la carcel de manera injusta ( que se dice muy pronto ), después de ver que nadie, digo, nadie le ofrece un trabajo, el que sea, ni ningún organismo público se ha dignado en darle una escoba y un chalequito reflectante ( sin yo querer quitar dignidad a los barrenderos, en absoluto, para mí todos los trabajos del mundo son dignos, hasta el de concejal liberado de Trigueros, así que imaginen ustedes un/a barrendero/a, no van a ser menos por supuesto ) para que tenga como subsistir ( eso sí, los Borbones bien calentito que se los lleva todos los años ) mientras tiene que esperar a ver si sale el juicio que condenen a los supuestos agresores por los que él estaba pagando ( no sabemos si a final de año, a principios del próximo o cuando carajo les venga a bien a los magistrados, pero bueno, metete con la Corona, veremos lo que tarda en salir un listo a defenderla ) y así poder anular su sentencia y, reclamar una indemnización que, por muy millonaria que sea, no te devuelve 13 años de tu vida. Lo dicho, seguimos inmerso en la Edad Media.
Salud y república.
